viernes, 24 de noviembre de 2023

Guía para la registración en el órgano del Palacio Real de Madrid

Hace ya años, Patrimonio Nacional me encargó un texto que sirviera de guía para la registración en el monumental órgano del Palacio Real de Madrid. En efecto, dicho instrumento es complicado, debido a su tamaño y a las innovaciones y peculiaridades que incorpora, algunas de las cuales se han querido ver como antecedentes de los cambios introducidos un siglo más tarde por Cavaillé-Coll.

Dicho texto no llegaron a editarlo nunca, de manera que he decidido ponerlo a disposición de los organistas que estén interesados a través de este blog.

Se puede descargar en: (https://miguelbernalripoll.files.wordpress.com/2023/11/registracion-en-el-organo-del-palacio-real-de-madrid-1.pdf).


 

jueves, 6 de octubre de 2022

El quitagolpes o fuelle compensador

Hilarión Eslava. Pintura del Real Conservatorio

Nos encontramos en este momento trabajando la música para órgano de Hilarión Eslava con los alumnos del Máster en Interpretación e Investigación Performativa de Música Española del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid. Una de las cosas que sorprende, es la presencia de determinadas pautas pianísticas que hacen zozobrar el aire de los antiguos órganos ibéricos, en los que se interpretaba dicha música. Esto propició una transformación en la alimentación del aire, sustituyendo los antiguos fuelles de cuña por fuelles de pliegues paralelos con tijeras, y introduciendo un dispositivo llamado quitagolpes o fuelle compensador. La organería debió adaptarse a este requerimiento técnico-artístico, incluyendo la modificación de los antiguos instrumentos (¿una especie de ravalement?). 


Hilarión Eslava y Elizondo es uno de los más significativos músicos españoles del siglo XIX: Compositor, organista, pedagogo, maestrod e la Real Capilla, asesor en cuestiones musicales... Fues además miembro de nuestro claustro, profesor de composición y director. Su obra el Museo Orgánico Español, que recoge música propia y de otros autores, así como instrucciones de carácter pedagógico, representa un paso adelante en la música para órgano. Eslava pretendía renovar el lenguaje organístico, dejando atrás el exceso de colorido y el efectismo de la música postbarroca, para hacer una música pretendidamente más seria. Sin embargo, para ello no tiene problema alguno en dejarse caer en determinadas pautas procedentes de la ópera italiana o de la técnica del piano.


En este último aspecto, yo no veo esa influencia pianística como una decadencia, sino como un esfuerzo de renovación del lenguaje del instrumento, explorando nuevos caminos. Claro que determinadas figuraciones, especialmente los grandes acordes o los movimientos veloces en octavas en staccato en el bajo, ponían a prueba los antiguos órganos ibéricos, en los que todavía tocaban Eslava y sus contemporáneos. En efecto, esas figuraciones en staccato provocan un gasto brusco de aire, a sacudidas, que desestabiliza el tradicional sistema de alimentación.


Hilarión Eslava, Ofertorio nº 1 (Museo Orgánico Español, Vol. 1 pág. 30)

Para suplir esta limitación de los antiguos instrumentos, se inventó un dispositivo, llamado quitagolpes, que consistía en un pequeño fuelle regulador que se interpone entre la entrada principal de aire y el secreto. El término lo recoge el Diccionario Técnico-Histórico del Órgano en España[1]

El sistema viene ya descrito por Mariano Tafall en 1872[2] como fuelle compensador, aunque dice que en realidad no soluciona el problema causado por "los acompañamientos picados en la mano izquierda", siendo más partidario de separar la alimentación en diferentes secciones.




Más adelante, en 1924, es descrito también por Merklin 1924[3], quien también muestra su preferencia por la distribución del aire separadamente en las diferentes secciones.



Yo he podido encontrar un dispositivo de este tipo en el órgano de San Martín de Trujillo, órgano construido por José Antonio Larrea y Galarza entre 1758 y 1761. El instrumento sufrió una intervención de Nicolás de Bernardi, organero que trabajaba para la casa real, en 1887. Es un instrumento que frecuenté mucho en mi etapa en Extremadura, y habiendo extraviado el material fotográfico que tenía, me ofrece amablemente unas fotos el actual organista, Luis Maldonado.



   
Quitagolpes (Foto de Luis Maldonado)




















El compensador o quitagolpes debió ser instalado en esta ocasión, así como el sistema de fuelles de pliegues paralelos con tijeras, una modificación que sufrieron prácticamente todos los órganos barrocos de la península en el siglo XIX. La presencia de este dispositivo prueba la voluntad de interpretar la música nueva en el instrumento antiguo.

Sistema de fuelles paralelos con tijeras (Foto de Luis Maldonado)


[1] Joaquín Saura Buil, Diccionario Técnico-Histórico del Órgano en España, Barcelona, CSIC, 2001. Pág. 398.

[2] Mariano Tafall y Miguel, Arte completo del constructor de órganos o sea Guía manual del organero, Santiago de Compostela, Fernández y Cia 1872. Vol. III pág. 148-149.

[3] Alberto Merklin, Organología, Madrid, Imprenta del Asilo de huérfanos del S. C. de Jesús, 1924. Pág. 129.


martes, 12 de mayo de 2020

Ritmos aditivos en una Lamentación de Joseph Ruiz (s. XVII)

En este breve artículo quiero mostrar la interesante construcción rítmica que se encuentra en la Lamentación 2ª de Joseph Ruiz, compositor español del siglo XVII. El análisis ha surgido durante el proceso de estudio en la clase de Conjuntos de Cámara del Departamento de Música Antigua del RCSMM, en colaboración con la clase de canto del CPMTB (Curso 2019-2020).

Joseph Ruiz [Samaniego] (fl. 1653-1670) fue maestro de capilla de la basílica del Pilar de Zaragoza entre 1661-1670[1]. La obra se conserva en cuatro papeles sueltos (violín 1, violín 2, tenor y acompañamiento “al archilaúd”), está titulado como “Lamentación 2ª, Feria sexta” en el Archivo del Pilar, Ms. Legajo LXVII-5. Está publicada en Cantatas y Canciones para voz solista e instrumentos (1640 – 1760), Música Barroca Española, Vol. V. Ed. Miquel Querol. Barcelona, CSIC, 1973, pp. 15-23.

Como es sabido, el texto de las lamentaciones describe la degradación de Israel, a la que sobrevienen desgracias ocasionadas por haberse apartado de la guía de Dios y haber seguido sus propias pasiones. En realidad se trata de una figura retórica llamada apóstrofe: aunque el texto parece dirigirse a un tercero, el pueblo de Israel, personificado en la hija de Jerusalén, se dirige en realidad al propio oyente, para inducirlo a seguir la guía de Dios y abandonar sus propias pasiones.
Consta de cuatro versículos (Lamed, Mem, Nun, Samech) y la exhortación final “Jerusalén, conviértete al Señor” (apóstrofe). Se trata de un canto alfabético: cada versículo viene precedido de una letra, que en el alfabeto hebreo tiene también valor numérico. La vocalización sobre la letra tiene una función de “etiqueta”, para numerar los versículos. El análisis se va a acotar en las letras Nun y Samech, que es donde se encuentran las pautas que nos interesa destacar. A continuación, el texto de ambos versículos.

Nun. Prophetae tui viderunt tibi falsa, et stulta, nec aperiebant iniquitatem tuam, ut te ad pænitentiam provocarem: viderunt autem tibi assumptiones falsas, et ejectiones.
Tus profetas vieron para ti cosas falsas, y necias, y no te manifestaban tus maldades, para moverte a penitencia: y vieron para ti falsas profecías, y expulsiones.
Samech. Plauserunt super te manibus omnes transeúntes per viam: sibiaverunt, et moverunt caput suum super filiam Jerusalem; Hæccine est urbs, dicentes, perfecti decoris, gaudium universæ terræ?
Palmearon por ti con las manos todos los que pasaban por el camino, silbaron, y menearon su cabeza sobre la hija de Jerusalén, diciendo: ¿Es esta la ciudad de perfecta hermosura, el gozo de toda la tierra?

A continuación, una interpretación de dicha pieza:

La partitura se puede leer y descargar aquí:


 Lo que resulta llamativo en esta pieza —como en otras obras de este periodo— es el empleo de determinados ritmos aditivos que se emplean para imprimir efectos dramáticos, proporcionar una construcción y conducir hacia las ideas importantes. Cuando no hay ritos aditivos, hay un fluir polifónico, las cláusulas marcan o cierran las ideas.
Para aclarar lo que es ritmo aditivo, debemos tener en cuenta que, debido al compás moderno, los músicos consideramos habitualmente que el ritmo se construye por la división de una unidad de compás que se va partiendo (ritmo partitivo): una redonda vale dos blancas, o cuatro negras, etc. Pero el ritmo se puede construir también no por la partición de una unidad isorrítmica, sino por la yuxtaposición de valores largos y breves (ritmo aditivo), obteniendo así los diferentes pies rítmicos: troqueo, dáctilo, yambo, etc. Es la base de la música griega, por ejemplo. Otras culturas antiguas, como la hindú, llegan por este procedimiento aditivo a grandes niveles de complicación. Cuando el ritmo es de este tipo —como en los fragmentos que se analizarán a continuación—, la barra de compás, introducida por la transcripción moderna e inexistente en el original, no tiene sino un valor métrico. El ritmo real es de otra naturaleza[2].
El resultado es una fina y rica elaboración rítmica, que muchas veces reproduce el ritmo prosódico del latín. Otras está inspirado en este, pero es libre del texto, más bien el texto se adapta a esos ritmos, subdividiendo o repitiendo valores para meter más sílabas, incluso modificando la corrección del latín (como se verá a continuación con el empleo de estulta en lugar de stulta). Para terminar de refinar la elaboración, se encuentran algunas construcciones polirrítmicas (ritmos diferentes en cada voz). En otros casos hay ritmos palíndromos (idénticos si se retrogradan), que imprimen una elegancia y fuerza al conjunto.
Voy a centrarme en los dos últimos versículos, correspondientes a las letras Nun y Samech. En estos la intensidad rítmica es creciente, conduciéndonos al climax final que desembocará en la exhortación final: “Jerusalén, conviértete…”. Como parte del arte y  la cultura del Barroco, la música en este caso tiene la voluntad de dirigirse al oyente e influirle, captar su atención y persuadirle.

Nun / Prophete

El texto no es narrativo, sino que interpela directamente al pueblo de Israel: “Tus profetas vieron para ti cosas falsas, y necias, y no te manifestaban tus maldades, para moverte a penitencia: y vieron para ti falsas profecías, y expulsiones” (Prophetae tui viderunt tibi falsa, et stulta, nec aperiebant iniquitatem tuam, ut te ad pænitentiam provocarem: viderunt autem tibi assumptiones falsas, et ejectiones).
Desde el principio vemos una construcción basada en yuxtaposición de pies rítmicos, alternando con una sección final construida de forma polifónica de contrapunto complejo, con cláusulas en diversos grados.
Una primera serie (texto Prophetae tui viderunt tibi falsa, et stulta) se construye con los siguientes elementos: Anfíbraco Anfíbraco Troqueo Troqueo Troqueo + Cláusula Bb (Si bemol, Befabemi en notación alfabética antigua).
A continuación (cc. 6-8), encontramos una construcción más enérgica para subrayar el texto que sigue (nec aperiebant iniquitatem tuam), que forma un palíndromo.

q q / h q / q h / q q
Al mismo tiempo, una construcción polirrítmica superpuesta 3+3+2 (iniquitatem tuam) imprime todavía más intensidad a este momento. Sigue un peán, subdividido, (ut te ad penitentiam), y el periodo acaba con una cláusula en D (Re, Delasolre) en c. 10. Después continua el flujo polifónico en contrapunto complejo, ya no basado en pies o metros, con clausulas en C y G (Do, Cesolfaut y Sol, Gesolreut).


Et estulta” en latín correcto sería et stulta, como señala Querol está adaptado para que encaje el texto con la música[3].
Es necesario hacer algunas precisiones sobre el análisis hecho y anotado en la partitura;
  •     Se han marcado los pies rítmicos sobre la voz del bajo (acompañamiento continuo).
  •    Se marcan ritmos básicos, que pueden estar subdivididos o fraccionados (fractio modi, o como decía Messaien, “monnayée”). Por ejemplo, en el c. 6 el primer pie que aparece, pirriquio, formado por dos valores breves (dos negras), el segundo de los cuales está fraccionado o subdividido (en dos corcheas).
  •     Por supuesto sería posible analizarlo de otra forma, organizando los pies de manera.
  •     El ritmo de las palabras no siempre coincide con música, se puede analizar de otras maneras. El ritmo prosódico del texto genera el ritmo, pero otras veces se impone un ritmo musical (aunque inspirado en prosodia latina), y el texto se adapta al ritmo musical.
Es de gran importancia para la interpretación reconocer estos pies y organizaciones métricas, para dar el impulso adecuado a las frases, respirar en el momento correcto, acentuar de manera correcta por encima de la barra de compás, que aquí es meramente medida. Para la agrupación camerística, es fundamental que todos conozcan el ritmo para actuar homofónicamente, o polirrítmicamente cuando se da esa circunstancia (como en compases 7-8).

Samech / Plauserunt

Se trata del último versículo, antes de la exhortación o apóstrofe final, y es de carácter más enérgico y dramático. Encontramos una serie de particularidades que acentúan este dramatismo:

  • Chiasmus: el tema con la cuarta disminuida en el compás primero, con las notas e intervalos dispuestos en forma de cruz, ha sido empleado por diversos autores del barroco, especialmente para simbolizar la pasión de Cristo. La musicología actual lo denomina quiasmo (en latín chiasmus) por similitud con el quiasmo literario. Si bien en la época no es descrito por este nombre, no se puede dudar de su identidad (próximamente aparecerá un artículo mío sobre el tema).En este caso no se trata de la Pasión de Cristo, pero o bien se emplea para expresar de cualquier manera un afecto doloroso, o es una referencia al tiempo litúrgico y al contexto de la Pasión, en el que se interpretaban estas piezas, recordando que Cristo sufre en la cruz para redimir nuestros pecados. Forma parte así de todo un programa retórico: la rememoración de la Pasión, por la cual se justifica el pecado del hombre, invitando a la reflexión y al arrepentimiento. Podría tratarse de un recurso retórico para introducir un pensamiento adicional, una adiectio conceptual como extensión semántica[4].
  • Lamento: el tetracordo frigio descendente lo encontramos en c. 4, con un pie proceleusmático.
  • Hay una gran riqueza de ritmos, con ritmos punteados que le dan gran energía. Los ritmos tienen diversos niveles: encontramos pies en los que la relación de los valores largo-breve se expresa con blanca-negra, y otros con negra-corchea (el doble de veloz, por tanto). Encontramos por ejemplo el ritmo Jónico mayor expresado h h q q pero luego el Jónico menor como e e q q .
  • Las cláusulas en compases 4, 5 y 6, e incluso la cláusula final en c. 16, tienen el valor de semínima o negra (en el verso anterior tenían el valor de una blanca), resultando por tanto un ritmo más acelerado.


El ritmo y la expresión de este versículo resultan de este modo más intenso, de modo que el fragmento constituye el clímax de esta pequeña serie.
En el análisis proporcionado a continuación, se pueden observar la sucesión de pies rítmicos: Jónico mayor / Ditroqueo / Proceleusmático / Jónico menor (valores a la mitad) / Proceleusmático / Dáctilo / Jónico menor (valores a la mitad) / Jónico menor (valores a la mitad) / Peán II.
En c. 10-11, sobre el texto Hæccine est urbs, dicentes, tenemos un periodo o metro casi palíndromo si n0s atenemos al bajo (al menos en la agrupación 2+3+3+2), también con los valores larga-breve a la mitad (negra-corchea), antibaquio-anfíbraco-pirriquio. Si nos atenemos puramente al texto en realidad hay un metro formado por un espondeo y una pentemímeris yámbica:
/ q  q   /  e q e q q   /


Este momento, en mi opinión, constituye el momento álgido del verso. Después sigue un flujo polifónico (no homofónico, contrapunto complejo) hasta el final con la cláusula en G (Sol, Gesolreut).

Inmediatamente después de este versículo, viene el apóstrofe final: “Jerusalem, Jerusalem, convertere ad Dominum, Deum tuum”), con cierto dramatismo dado por los silencios.

La finalidad de este breve apunte ha sido:

  • Poner en relieve el interés de la música española del siglo XVII, que si no se conoce no será porque no exista, porque no tenga calidad, o porque no esté descubierta y editada (la edición de esta pieza es de 1973...).
  • Mostrar cómo el compositor del barroco no compone de acuerdo a unas "formas" rígidas en las que embute la música (como por desgracia nos han enseñado en los estudios de composición), sino de acuerdo a unos procedimientos constructivos. En el caso de esta pieza, los pies y metros procedentes de la prosodia.
  • Mostrar también cómo el compositor construye su obra de acuerdo a una expresión, no "pone notas", sino que desarrolla un afecto determinado que es la guía de la obra.
  • Analizar la pieza de y descubrir la rítmica aditiva (pies, metros) que hay en ella.
  • Llamar la atención de la necesidad de este análisis para la ejecución, para dar los acentos y organizar el ritmo de acuerdo a estos pies, y no de acuerdo al compás en el sentido moderno. Es de señalar que el original carece de barras de compás (por esta razón se han puesto en líneas de trazos en los ejemplos).





[1] cfr. “Nota sobre Joseph Ruiz Samaniego” en Joseph Ruiz Samaniego, Miserere a 8, Ed. Luis Antonio González Marín, Barcelona, CSIC, 1998, pág. 7-8.
[2] Sobre la distinción entre el compás como mera medida y el ritmo real, orden de los movimientos, me remito a mi artículo "Rythmón y Arithmón.Influencia de la métrica poética en la costrucción rítmica en la música española del renacimiento tardío", Revista de Musicología XXVII, 2 (2004), pág. 841-849.
(Se puede descargar en:  https://miguelbernalripoll.files.wordpress.com/2015/09/rythmc3b3n-y-arithmc3b3n-scaneado.pdf)
y a la entrada en mi blog de aula:
https://www.educa2.madrid.org/web/miguel.bernalripoll/conjuntos-de-camara/-/asset_publisher/4HGx9OQZ5E20/blog/el-compas-en-la-musica-antigua/27885764?inheritRedirect=false&redirect=https%3A%2F%2Fwww.educa2.madrid.org%2Fweb%2Fmiguel.bernalripoll%2Fconjuntos-de-camara%3Fp_p_id%3D101_INSTANCE_4HGx9OQZ5E20%26p_p_lifecycle%3D0%26p_p_state%3Dnormal%26p_p_mode%3Dview%26p_p_col_id%3Dcolumn-2%26p_p_col_count%3D1.
[3] “La palabra «estulta», compás 48 debe escribirse «stulta», pero no puede corregirse, porque entonces faltaría una sílaba para la música. Faltas de latinidad de este tipo se encuentran también, de de vez en cuando, aunque más raramente, en los polifonistas españoles del XVI”. Cantatas y canciones…, p. 16 de la parte introductoria.
[4] Heinrich Lausber, Elementos de Retórica literaria, Madrid, gredos, 1983 (1ª edición Elemente del literarischen Rhetorik, 1963), pág. 190.

miércoles, 21 de noviembre de 2018

Una interesante modulación enarmónica en el Gloria de la Misa Sacris Solemniis de Antonio Soler


En los días 12-20 de noviembre de 2018 he tenido ocasión de dirigir a la Orquesta Barroca del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, junto con las voces de la clase de Canto Histórico de la Escuela Superior de Canto de Madrid, dirigidas por Miguel Bernal Menéndez. Entre las obras del programa, y dentro de nuestro compromiso con la difusión de la música antigua ibérica, hemos interpretado Kyrie y Gloria de la Misa sobre el himno Sacris Solemniis de Antonio Soler (1729 – 1783) (Antonio Soler, P. Antonio Soler Vol III Música Religiosa. Ed. José Sierra, San Lorenzo del Escorial, Ediciones Escurialenses, 1997).
Se trata, en mi opinión, de una obra de gran interés calidad, a doble coro con violines primeros y segundos, dos trompas y acompañamiento general y para cada uno de los coros. Son muchos los detalles interesantes de esta obra, y quiero compartir uno de ellos a través de esta aportación, a saber la interesante modulación enarmónica que se produce en los compases 135-142 del Gloria, justo sobre las palabras miserere nobis, pertenecientes al versículo Qui tollis peccata mundi, miserere nobis.
Este tipo de modulaciones sorprende por su “modernidad” en Soler, parece adelantarse a las que encontramos en Beethoven y en algunos autores del primer romanticismo, a principios del siglo XIX. Se pueden encontrar en otras obras del fraile jerónimo modulaciones a tonalidades alejadas por diferentes procedimientos. Véase por ejemplo la Fuga (Antonio Soler, Música para órgano, ed. José Sierra, San Lorenzo de El Escorial, Ediciones Escurialenses, 1997, pág. 37-49) o el segundo de los versos de Regina Cæli (Ibíd. pág. 163-165).
Pero vuelvo al tema que nos ocupa, en el cual el interés reside en la modulación enarmónica, aprovechando la enarmonía entre el acorde de 6ª aumentada (en este caso sexta alemana al añadir la 5ª justa) y el acorde de 7ª de dominante. A continuación, el fragmento en cuestión:


El fragmento se presenta reducido para facilitar su lectura. Los dos coros se han unificado puesto que en ese fragmento en realidad actúan como un solo coro, doblándose incluso algunas voces. Se ha puesto solo la letra en bajo y altos, creo que será suficiente para comprender el fragmento. La orquesta se ha reducido aparte. El orden con el que se han transcrito las voces es el siguiente:
-          Soprano 1 coro 1 + Soprano coro 2
-          Soprano 2 coro 1
-          Alto coro 1 + Alto coro 2
-          Tenor coro 1
-          Tenor coro 2
-          Bajo coro 2
El texto Qui tollis peccata mundi, cantado por el tenor solista (tenor del coro 1) finaliza en una semicadencia en el compás 134, en ese punto estamos todavía en Re mayor. A continuación el acorde de sexta alemana, con función de dominante de la dominante de Re mayor, se convierte en dominante con séptima de Mi bemol mayor. En este proceso es de capital importancia el juego entre el  mi natural del alto en c. 135 (1), que después es mi bemol en c. 136 (2), doblados por los primeros y segundos violines. Esta sutileza es lo que aclara al oído que hemos cambiado de tonalidad.
Inmediatamente ocurre un proceso recíproco: en 139 tenemos el acorde que podría interpretarse como una dominante de la dominante secundaria del segundo grado de Mib (o bien pensar que hemos modulado pasajeramente a Fa menor), que ahora se identifica con la sexta alemana en mi menor. Nuevamente el juego fa natural / fa sostenido en el alto en compases 139-140 es la clave del cambio de significado de dicho acorde, doblado por los violines primeros y segundos respectivamente en (3) y (4).
Podríamos pensar que se trata de una omisión o error de la partitura, pero el cifrado original de Soler no deja lugar a dudas de este juego sutil con el cual las notas de paso aclaran la verdadera tonalidad en la que estamos y el cambio enarmónico que se ha producido. Es de señalar la escritura enarmónica en algunos momentos, le es indiferente cifrar 7b (en lugar de 6#) el continuo en c. 135, o mantener todavía el sol sostenido en tiples en cc. 136-137 que debería ya ser entendido como la bemol, o el si bemol en tiples en cc. 140-141 que debe ser ya la sostenido. Se ha completado entre corchetes el cifrado que faltaría en c. 133. Por otro lado en (*) tenemos un 2 en el cifrado, que no entendiendo si es un error original o de transcripción, o bien es una manera de indicar la apoyatura del alto.
Para mayor claridad se indica a continuación el proceso armónico resumido:

Una advertencia que debe hacerse es que empleamos el término “modulación” en el sentido actual en el lenguaje técnico de la música, es decir, el de cambiar de tonalidad en el curso de una composición. En la época de Soler el término tenía otro significado, como leemos en el Diccionario de Autoridades (Tomo IV, 1734):
MODULACIÓN. s. f. Suavidad, harmonía y variedad de la voz en el canto. Viene del Latino Modulatio. Latín. Modulamen. F. HERR. sob. la Egl. 3. de Garcil. Porque el ánima racional se deleita y regala con la modulación y suavidad del canto. SOLIS, Hist. de Nuev. Esp. lib. 3. cap. 15. Le cantaban diferentes composiciones... variando los tonos con alguna modulación.
Hago esta advertencia para que no se confunda el tratado de Soler Llave de la modulación y antigüedades de la música con un tratado restringido al tema de cómo cambiar de tonalidad en el curso de la composición.


jueves, 7 de diciembre de 2017

Dexaldos mi madre, canción glosada por Correa de Arauxo: análisis del tema



La Canción glosada Dexaldos mi madre (F. Correa de Arauxo, Facultad Orgánica, Alcalá: Antonio Arnao, 1626, fol. 184-189, edición actual por Miguel Bernal Ripoll, Madrid: Sedem, 2013, pág. 127-139) es uno de los pocos ejemplos de música profana en la obra de Correa, junto con Guárdame las Vacas y Gaybergier. Está construida como una serie de diferencias sobre dicho tema. Se trata de variaciones contrapuntísticas sobre un tema popular, de la misma manera que hiciera Cabezón en las diferencias sobre el canto del Caballero: el tema se expone tal cual catorce veces, sucesivamente en Tiple, Tenor, Alto, Tenor, Alto, Tiple, Bajo, Tiple, Alto, Bajo, Tenor, Alto, Tenor y Tiple. Lo que cambia es la realización de las otras voces. La obra de Correa tiene sin embargo un carácter diferente, más orientado al virtuosismo instrumental, debido al empleo de fórmulas ornamentales más simétricas que se repiten, como corresponde ya a una nueva orientación: el barroco. Resulta llamativa la salida de tono al aparecer un la bemol en cc. 126 y 138, que también suscita una pregunta respecto del temperamento.
En esta aportación no se pretende un análisis completo de la pieza, tan sólo un análisis rítmico del tema empleado –la canción popular Dexaldos mi madre– y un comentario a la salida de tono a la que nos hemos referido, que aparece debido a la transposición del mismo tema “fuera de tono”.
En primer lugar, se expone el prologuillo con el que Correa encabeza la obra:

“CANCION GLOSADA / DE COMPAS TERNARIO (COMO LOS DOS DIS- / cursos antecedentes) de octauo tono vt, y sol, por cesolfaut del genero semicromatico blando, sobre el verso tetrametro catalectico: dexaldos mi madre mis ojos llorar, pues fueron a amar: comiença el canto llano el tiple, y prosiguenlo las demas vozes. De lo dicho en los discursos antecedentes, acerca de el proceder de los generos se colige: que es cosa imposible darse genero inabstracto; porque, o a de proceder por interualos, o por signos, o por clausulas, de los otros dos generos: y querer abstraerse de esto, seria hazer vna musica desabridissima, y el auer querido los antiguos abstraer los generos, procedie[n]do en cada vno simplicissimamente, sin mexcla ni cõcreto de otros: fue causa de tal desabrimiento en las cantilenas, y este, de desecharse el vso de los generos, en aquel sentido, y assi oy se vsan in concreto, que es entretexiendo vnos con otros” (Correa fol. 184).

El tema aparece recogido por Salinas, como ejemplo de metros construidos a partir del pie antibacchio (Francisco Salinas, de Musica libri Septem. Salamanca, Mathias Gastius, 1577. Edición libro VI capítulo XIII, pág. 338. Ed. en castellano de Ismael Fernández de la Cuesta, Madrid, Alpuerto, 1983, p. 590).
En las teorías métricas y rítmicas expuestas por Salinas los pies se agrupan para formar metros, y estos se agrupan a su vez formando versos. El tema en cuestión es un verso formado por dos metros (recordemos que en la teoría de Salinas, los pies se agrupan en unidades mayores para formar metros, y estos se agrupan formando versos), ambos basados en el pie antibaquio, que es el siguiente:

El tema, tal como lo recoge Salinas, es un verso de dos partes desiguales. La primera —Dexaldos mi madre mis ojos llorar— es un tetrámetro cataléctico. El término tetrámetro indica que consta de cuatro pies, en este caso antibaquios, y el término cataléctico que el último de dichos pies está incompleto ("Cataléctico: verso de la poesía griega y latina, al que le falta una sílaba al fin, o en el cual es imperfecto alguno de sus pies", diccionario RAE). Salinas da, como de costumbre, unas palabras latinas cuya prosodia reproduce dicho ritmo: Bācchārĕ lāetārĕ prāesēntĕ nūnc mē, y también la música correspondiente.


El verso se completa por un dímetro cataléctico —Pues fueron amar— del que Salinas no aporta palabras latinas cuya prosodia sirva para evidenciar el ritmo, pero sí la música:


El análisis prosódico y métrico del tema sería el siguiente:

Verso
Tetrámetro báquico cataléctico
Dímetro báquico cataléctico
Pie antibaquio

Pie antibaquio

Pie antibaquio

Pie antibaquio*

Pie antibaquio

Pie antibaquio*

De-xal-dos
mi ma-dre
mis o-jos
llo-rar
pues fue-ron
a ̬a-mar

(A los pies marcados * les falta la última sílaba, esto es lo que significa que el metro es cataléctico)

Correa pudo haber tomado de Salinas, cuyo libro conoce y declara seguir (Correa, f. 14 de la parte introductoria), y no directamente de la tradición popular. El tema en su forma original no es adaptable al compás musical, por constar de pies de cinco tiempos. Salinas resuelve este problema añadiéndoles un silencio al final (Salinas, Libro VI cap II, ed. española p. 502 ss). Esto hubiera convertido el pie antibaquio en moloso. Correa, por el contrario interpreta que el primer semibreve es perfecto, es decir, compuesto por tres mínimas, y no por dos. Los pies antibaquios se transforman en el ritmo:

En realidad, esto es el resultado de “leer” la polifonía según las reglas de la época que se refieren a la perfección o imperfección de las figuras: el semibreve seguido de otro semibreve es perfecto, es decir, vale tres mínimas. El siguiente, al estar seguido de una mínima, queda imperfeccionado y vale dos. Así, el tema que resulta es el siguiente (Correa reproduce el tema en proporción mayor, luego los valores de las figuras están doblados respecto de los empleados por Salinas):

O bien Correa ha modificado conscientemente los pies para evitar la “cojera” del compás, o bien simplemente ha interpretado de forma literal los ejemplos de Salinas de la forma habitual en la notación polifónica de la época: el primer semibreve sería perfecto al ir seguido de otro.

 ***

En cuanto a la aparición del la (Alamire) bemol, ocurre al transponer el tema comenzando en fa (Ffaut). Estas son las transposiciones en las que aparece el tema:
Es decir, la secuencia en la que aparece el tema es do – sol – re – sol – do – fa – do, o si se prefiere la antigua (y más adecuada para tratar este tema) notación alfabética:
C-G-D-G-C-F-C.

Naturalmente, debido a la transposición del tema, aparece un la bemol en los lugares correspondientes, debido a la inflexión del tema en el sexto compás. Para entender qué significa la “salida de tono”, hay que entender que en el sistema hexacordal, mediante el cual está construida esta música, sólo se pueden hacer tres sostenidos y un bemol: fa#, do#, sol# y si b. La razón es poder hacer las cláusulas sostenidas en las notas sol (G), re (D) y la (A), y poder evitar los tritonos con el fa natural mediante el si b. Pero no podríamos hacer el mi bemol.
Si tenemos ahora un bemol en la armadura, serán si# (sin), fa#, do# y mi b las alteraciones necesarias. Es el resultado de haber movido el hexacordo natural a la nota Fa, y no podríamos hacer el la bemol.
Correa llama “géneros” a estas transposiciones del sistema hexacordal. El primero sería el género diatónico (sin alteraciones en la armadura), el segundo el género semicromático blando (un bemol en la armadura). Si se llega a hacer el la bemol es porque nos hemos extralimitado al género cromático blando (dos bemoles en la armadura). La naturaleza de los diferentes géneros iba a ser explicada por Correa en su prometido libro de versos, que no llegó a publicar (cfr. Correa fol. 1, 1v, 2, 2v, 3v, 4, 14v, 15).

La canción Dexaldos mi madre se desarrolla en su mayor parte en el género semicromático blando, pero mediante el desplazamiento del tema al fa, ensaya Correa este desplazamiento o cambio de género, perpetrando una quiebra del sistema hexacordal. Este desplazamiento será más adelante la base de la modulación. El sistema hexacordal no contempla la modulación como tal. El introducir cláusulas de otros modos no significa un cambio del sistema, en tanto que nos mantenemos en la misma transposición del sistema hexacordal. Ya Tovar dice que “no hay sino un tono vel [lat. o bien] modo de cantar” (Francisco Tovar, Libro de música práctica, Barcelona, Joan Rosebach, 1510 f. 35). Pero otros autores sí constatan que en ocasiones el sistema es excedido, trasladando el hexacordo (Fray Tomás de Sancta María, Arte de Tañer fantasía I, Valladolid, 1565, f. 70 v.-71; Andrés Lorente, El porque de la Mvsica. Alcalá de Henares, 1672, pág. 452). Este “fallo” del sistema contribuirá más adelante a la disolución del sistema hexacordal y el advenimiento de la tonalidad. Pero cuidado: con ello no quiero en absoluto decir que Correa sea un precursor de la modulación, tan sólo experimenta con los límites del sistema.


El la bemol también suscita la cuestión del temperamento, pues no es posible en un temperamento mesotónico. Las soluciones a este problema son diversas. Quizás Correa manejaba un temperamento mesotónico modificado. También es plausible que dicha pieza, al ser profana,  fuera pensada para el clave o clavicordio, en el que se puede modificar fácilmente la afinación del sol#/lab: en el clave afinando dicha nota, en el clavicordio moviendo la tangente o toquesillo, procedimiento descrito por Correa (Correa f. 26 de la parte introductoria). También es posible en el órgano si este tiene teclas dobles (lo que al parecer no fue tan inusual), o teniendo el secreto un canal suplementario para el lab, desenganchando la mecánica de la tecla correspondiente del sol# y enganchándola en el lab, procedimiento descrito por Bermudo para poder “tañer el modo primero por Ffaut” (Juan Bermudo, Declaración de Instrumentos, Osuna, Juan de León, 1555, f. 89v).