jueves, 6 de octubre de 2022

El quitagolpes o fuelle compensador

Hilarión Eslava. Pintura del Real Conservatorio

Nos encontramos en este momento trabajando la música para órgano de Hilarión Eslava con los alumnos del Máster en Interpretación e Investigación Performativa de Música Española del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid. Una de las cosas que sorprende, es la presencia de determinadas pautas pianísticas que hacen zozobrar el aire de los antiguos órganos ibéricos, en los que se interpretaba dicha música. Esto propició una transformación en la alimentación del aire, sustituyendo los antiguos fuelles de cuña por fuelles de pliegues paralelos con tijeras, y introduciendo un dispositivo llamado quitagolpes o fuelle compensador. La organería debió adaptarse a este requerimiento técnico-artístico, incluyendo la modificación de los antiguos instrumentos (¿una especie de ravalement?). 


Hilarión Eslava y Elizondo es uno de los más significativos músicos españoles del siglo XIX: Compositor, organista, pedagogo, maestrod e la Real Capilla, asesor en cuestiones musicales... Fues además miembro de nuestro claustro, profesor de composición y director. Su obra el Museo Orgánico Español, que recoge música propia y de otros autores, así como instrucciones de carácter pedagógico, representa un paso adelante en la música para órgano. Eslava pretendía renovar el lenguaje organístico, dejando atrás el exceso de colorido y el efectismo de la música postbarroca, para hacer una música pretendidamente más seria. Sin embargo, para ello no tiene problema alguno en dejarse caer en determinadas pautas procedentes de la ópera italiana o de la técnica del piano.


En este último aspecto, yo no veo esa influencia pianística como una decadencia, sino como un esfuerzo de renovación del lenguaje del instrumento, explorando nuevos caminos. Claro que determinadas figuraciones, especialmente los grandes acordes o los movimientos veloces en octavas en staccato en el bajo, ponían a prueba los antiguos órganos ibéricos, en los que todavía tocaban Eslava y sus contemporáneos. En efecto, esas figuraciones en staccato provocan un gasto brusco de aire, a sacudidas, que desestabiliza el tradicional sistema de alimentación.


Hilarión Eslava, Ofertorio nº 1 (Museo Orgánico Español, Vol. 1 pág. 30)

Para suplir esta limitación de los antiguos instrumentos, se inventó un dispositivo, llamado quitagolpes, que consistía en un pequeño fuelle regulador que se interpone entre la entrada principal de aire y el secreto. El término lo recoge el Diccionario Técnico-Histórico del Órgano en España[1]

El sistema viene ya descrito por Mariano Tafall en 1872[2] como fuelle compensador, aunque dice que en realidad no soluciona el problema causado por "los acompañamientos picados en la mano izquierda", siendo más partidario de separar la alimentación en diferentes secciones.




Más adelante, en 1924, es descrito también por Merklin 1924[3], quien también muestra su preferencia por la distribución del aire separadamente en las diferentes secciones.



Yo he podido encontrar un dispositivo de este tipo en el órgano de San Martín de Trujillo, órgano construido por José Antonio Larrea y Galarza entre 1758 y 1761. El instrumento sufrió una intervención de Nicolás de Bernardi, organero que trabajaba para la casa real, en 1887. Es un instrumento que frecuenté mucho en mi etapa en Extremadura, y habiendo extraviado el material fotográfico que tenía, me ofrece amablemente unas fotos el actual organista, Luis Maldonado.



   
Quitagolpes (Foto de Luis Maldonado)




















El compensador o quitagolpes debió ser instalado en esta ocasión, así como el sistema de fuelles de pliegues paralelos con tijeras, una modificación que sufrieron prácticamente todos los órganos barrocos de la península en el siglo XIX. La presencia de este dispositivo prueba la voluntad de interpretar la música nueva en el instrumento antiguo.

Sistema de fuelles paralelos con tijeras (Foto de Luis Maldonado)


[1] Joaquín Saura Buil, Diccionario Técnico-Histórico del Órgano en España, Barcelona, CSIC, 2001. Pág. 398.

[2] Mariano Tafall y Miguel, Arte completo del constructor de órganos o sea Guía manual del organero, Santiago de Compostela, Fernández y Cia 1872. Vol. III pág. 148-149.

[3] Alberto Merklin, Organología, Madrid, Imprenta del Asilo de huérfanos del S. C. de Jesús, 1924. Pág. 129.