Una de las funciones litúrgicas del órgano era la de tocar versos alternativamente con el canto litúrgico de ordinario de la Misa, salmos del Oficio, cánticos, himnos, incluso Secuencias o Te Deum, etc.
Esta práctica, llamada Alternatim, consistía en que de los versos del texto litúrgico sólo se cantaban los pares o impares, siendo sustituidos los otros por una breve intervención del órgano. Todos conocemos las colecciones de versos de este tipo que han dejado los antiguos compositores.
Respecto de colecciones de versos de otros países, especialmente en Francia en el s. XVIII, se puede constatar una relación entre el sentido texto que el verso sustituye y el carácter de la música, hay algunos autores que han especulado sobre esto (cfr. B. François-Sappey, artículos "Couperin", "Clérambault" y "Grigny" en Guide de la Musique d'Orgue, Paris, Fayard, 1991).
En las colecciones de versos en España se adivina difícilmente una relación con el texto, teniendo la música un aspecto más funcional. Por otro lado las fuentes, (especialmente las del s. XVII, casi todas manuscritas) recogen colecciones de versos que valdrían para un uso general, algunos con Canto Llano para cualquier estrofa del himno o incluso para cualquier Salmo del mismo tono. Incluso versos sin canto llano ni destino asignado, que valdrían para cualquier texto cantado con el mismo tono.
En España ya se había dicho en diversas ocasiones aquello de que la música se debe ajustar a la letra, pero respecto de la música vocal. Pero leo un texto recientemente publicado sobre unas oposiciones a organista en Toledo en 1765 que se le pide a los candidatos como uno de los ejercicios improvisar unos versos para un Magnificat, alternando con la Capilla. Y se le pide expresamente que dichos versos sean tocados "con el carácter de Música que sea análogo a los versos que la Capilla canta" (Carlos Martínez Gil, La oposición a organista principal de la Catedral de Toledo en 1765, Toledo, Cabildo Primado Catedral de Toledo, 2016, pág. 27). El texto aportado por Carlos Martínez Gil es de gran importancia porque constata ya de manera documental y expreso lo que hasta ahora era (en el caso de la música organística) sólo especulación o conclusión deductiva a partir del análisis de la música.
En conclusión, podemos constatar que, al menos en la música improvisada, el carácter de los versos organísticos alternativos para Magnificat (lo que se podría extrapolar a otros textos litúrgicos) se adecuaba al carácter de la letra. Al menos esto se espera del organista.
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